
Por: Jesús Amador
Chetumal.- Nombres como los de Mario Aguilar Laguardia, Juan García Escamilla y Gustavo del Rosal Ricalde suenan fuertes para ocupar la presidencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Quintana Roo en diciembre próximo, debido a que el actual titular, José Antonio Leon Ruiz, entrará en retiro en enero del 2022.
Quizá por primera ocasión en su historia, en diciembre el Poder Judicial de Quintana Roo comience a vivir una verdadera democracia interna, que le permita a magistrados y jueces actuar como la mayoría de los quintanarroenses hemos anhelado desde hace años.
Las actuales circunstancias políticas-legales (el ocaso del sexenio del gobernador Carlos Joaquín; el retiro del magistrado-presidente León Ruiz y del magistrado, Fidel Villanueva. Así como la posible reelección de 7 magistrados) pueden contribuir para que el Poder Judicial retome la bendita autonomía que debieron conservar desde su promulgación.
Y vaya que el TSJ tienen magistrados con la sapiencia y voluntad política para conseguirlo: Aguilar Laguardia, García Escamilla y Del Rosal Ricalde saltan a escena porque además de compartir criterios jurídicos con León Ruiz, conocen a plenitud las carencias que aquejan al Poder Judicial.
Quizá Mario Aguilar Laguardia sea el magistrado que más cumple con el perfil para reemplazar de manera interina a León Ruiz, no sólo por ser el decano sino por haber superado con creces el desprecio de legisladores que negaron su reelección, acción que finalmente consiguió luego de un largo drama legal.
Insisto, cualquiera de los arriba mencionados cuenta con las cualidades para dirigir los destinos del Poder Judicial, no podemos decir lo mismo de los otros magistrados porque a lo largo de los años no han tenido una opinión unificada en el pleno, han sido sumisos y pareciera que el Consejo de la Judicatura decidiera todo por conducto de la magistrada, Verónica Acacio, quien no hace pleno, solamente está dedicada a ver las cuestiones administrativas, y las decisiones que se toman en el Consejo en la mayoría de las ocasiones son consideradas en las decisiones de las resoluciones de los expedientes.
Entonces, ¿podrá el Poder Judicial aprovechar la inmejorable oportunidad que se le presenta para quitarse el «yugo» y comenzar a velar por los intereses de los quintanarroenses, ó tendremos que seguir esperando haber cuando se quitan «la venda de sus ojos»?
Tiempo al tiempo…
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