“El bejuco se corta en luna menguante, si no se apolilla”

Don Poncho, uno de los últimos artesanos de La Chontalpa, construye hermosos canastos de popal en Cunduacán.

Con pasos lentos pero seguros, don Alfonso Arias López, de 89 años de edad, originario del ejido El Palmar, deja por momentos un afilada hacha donde labra un trozo de árbol, y se dirige a una pequeña barda de su vivienda.

Modestamente, se autodefine como un egresado de la escuela de la vida, ya que para sobrevivir y sacar adelante a sus diez hijos, producto de dos matrimonios, tuvo que aprender albañilería, carpintería, ser aserrador, y sobre todo, tejedor de los tradicionales canastos.

Reconoce «tener ya sus días contados», debido a que se encuentra muy enfermo del corazón, el páncreas y sobre todo sus ojos, los cuales ya poco captan la luz. Pero aún así, espera tener fuerzas para hacer una nueva cocina.

Precisó que para que el canasto dure, el bejuco se tiene que cortar en luna menguante, porque si no seguro que se apolilla, y no servirá mucho. «La gente ya conoce mis trabajos, por eso aquí a mi casa vienen a comprarlos, están bien hechos, y duran».

http://www.tabascohoy.com/nota/395658/ldquo-el-bejuco-se-corta-en-luna-menguante-si-no-se-apolilla-rdquo



Categorías:Municipios

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